Al principio sólo fueron leves sonidos,como de rasguños en la almohada que mantenía abrazada mientras trataba de descansar después de tantas horas de viaje. Le asustó, cierto, pero mantuvo la calma y pensó que era su propio agotamiento el que la hacía tener alucinaciones auditivas. Esa extraña experiencia se repitió algunas noches hasta que terminó por ignorarla, hasta que el último día de su viaje ocurrió algo terrible. Estaba tumbada en la cama revisando los boletos del avión de vuelta a casa,y su marido estaba afeitándose en el cuarto de baño, cuando de pronto unas lucecitas del tamaño de las canicas, blancas-azuladas y brillantes, comenzaron a salir de debajo de la cama de ese hotel berlinés. Ascendieron hasta sobrevolarla como en una danza burlona. La mujer las miró estupefacta, tragó saliva y respiró profundamente...Qué era aquello?...De dónde salían? ...Qué las producía? Cuando llamó a su esposo dando voces,las luces hicieron movimientos más bruscos y generando pequeños chispazos.La mujer entonces empezó a sentir fuertes golpes,como si fuesen puñetazos y patadas invisibles que la golpearon y estamparon contra la parede... Gritó, y cuando su marido iba a salir del baño a socorrerla, la puerta del cuarto de baño se cerró de golpe. La joven española sufrió tal paliza en ese hotel alemán que tuvo que ser hospitalizada,sin embargo no pudo hacer una denuncia, porque en ninguna comisaría iban a dar crédito a semejante historia sin echarse a reir. No volvió a ocurrirle porque volvió a Catalunya de inmediato, entre lágrimas y terrores y jamás volvió a Alemania. Durante años jamás contó la historia, y cuando lo hizo, fue para contármelo, y es que, me confesó, no podía hablar del tema sin echarse a llorar y a temblar de pánico...
En la botánica fúnebre, las flores no están por casualidad: cada vegetal está cargado de un cierto simbolismo y es que igual que los árboles, cada vegetal está dotado de un cierto sentido cultural. En concreto, los vegetales pequeños tales como flores y hierba tienen un significado común indicado especialmente para el recinto mortuorio: la humildad. Respecto a las flores, todas tienen el significado de la brevedad de la vida. Y la hierba, símbolo de tranquilidad, paz, humildad, quietud y reposo, simboliza la cercanía del Paraíso eterno. En ella no hay ostentación. Por todo esto, no puede faltar en el camposanto. Además de la hierba, está bien visto el musgo, el helecho y especialmente la hiedra, que representa el cariño y el apego de forma elegante. Los lirios,por ejemplo,simbolizan la pureza, la castidad. Es una flor siempre elegante que de forma moderada también se puede utilizar para vestir el camposanto. Y las violetas: Una de las tradiciones más arraigadas en la cultura mediterránea es la presencia de violetas en los cementerios, una costumbre que proviene del mito griego de Perséfone (raptada por Hades cuando recogía violetas y aprisionada en los mundos subterráneos). Estas flores indican humildad y modestia, y su suave aroma está muy indicado para las necrópolis. Además, su color violeta invita a la reflexión del luto sin tratarse de un negro sepulcral. Lo mismo sucede con la Amapola: sus pétalos frágiles simbolizan la brevedad de la vida y está especialmente indicados para los alrededores de las tumbas de los inocentes o de los niños, sin plantarlas de forma abusiva. Y los asfódelos: El asfódelo es una planta perenne es típicamente ornamental. Sus grandes pétalos blancos son tradicionales en los camposantos, ya desde la era antigua los griegos plantaban en el recinto mortuorio estos vegetales. Según la mitología griega, esta flor poblaba de forma protagonista los Campos Elíseos.Del Pensamiento y del ‘Nomeolvides’ se dice que cada color de esas flor representa una invitación al recuerdo: la parte blanca representa el candor y la violeta la molestia. Los nomeolvides están relacionados con la pérdida de alguien que aún disfrutaba de su juventud y es una flor que habitualmente encontramos en los cementerios. El pensamiento es ideal para las inmediaciones de los sepulcros por su simbolismo, colorido y resistencia durante las épocas invernales. Con respecto a las siemprevivas, cuyo color amarillo simboliza la luz que anuncia la gloria celestial en la simbología cristiana, tienen además la carga simbólica del recuerdo y de la vida eterna, pues sus flores son aún más hermosas una vez muertas. Y del Amaranto se sabe que este vegetal era utilizado desde la antigüedad clásica para ornamento de los recintos fúnebres. De hecho, era en la antigua Grecia un símbolo de amistad y se depositaba como ofrenda en las tumbas. En otras culturas como la azteca el amaranto fué muy apreciado por sus cualidades nutritivas. Desde la antigua Grecia la flor del Narciso simboliza la belleza y la transformación. En los tiempos antiguos ya se utilizaba como ofrenda a los difuntos. Según la leyenda griega de Narciso la flor toma su nombre en honor al hermoso joven que murió tratando de atrapar su propia belleza. Cuenta la fábula que sobre la tumba de Narciso nació esta flor, es por ello que es ideal en los camposantos por su simbolismo y su hermosura.Ydel rosal se dice que representa el amor, la paciencia, el dolor, la belleza y el martirio. La rosa en el camposanto significa el amor supremo y sublime. Como ofrenda o como plantación en el recinto mortuorio la rosa es siempre bienvenida. Aunque las flores espinosas no sean “bien recibidas” en un jardín funerario, está permitido dentro de los cánones de la botánica funeraria plantar un rosal a los pies de la tumba. El botánico deberá cuidar de forma muy contenida que el cementerio no se convierta en un lugar muy “alegre” o jovial. debido a las rosas. La rosa es considerada la reina de las flores, y la tradición de incluirlas en coronas y plantarlas en cementerios viene de Hécate, diosa de los muertos, a la que se simboliza con una corona de rosas,símbolo del dolor, pero también de la regeneración de la vida...
La obra "Principios de botánica funeraria" de Celestino Barallat, catalán que consiguió reunir en un solo tratado de botánica funeraria imprescindible todo el saber y la tradición de muchos cementerios europeos. Esta obra, cuya primera edición data de 1884, sirvió para hacer los espacios verdes de multitud de camposantos mediterráneos. Sus indicaciones están presentes aún hoy en día y destinadas especialmente al conocimiento de jardineros, arquitectos, restauradores y antropólogos. El fin de la obra de Barallat es que el camposanto no se asociara a lo lúgubre, tétrico o deprimente, sino que fuera un espacio de reposo donde poder recordar a los difuntos, que invitara a la paz y a la tranquilidad siguiendo la ancestral tradición griega de los cementerios marineros como lugares donde los vivos se despidían de sus difuntos con el dolor si,pero que también los elementos del espacio (arquitectura y vegetación) despiertaran en los deudos ciertas sensaciones como la calma, la paz, el acogimiento y la armonía. Con ese fin los jardines fúnebres siguen unas pautas y cada elemento plantado se carga de un gran simbolismo. En este sentido, la vegetación en el cementerio ayuda a magnificar las sepulturas y a crear un marco de reposo. Las especies vegetales no sólo están presentes en el camposanto. Desde que ocurre el óbito, según Ballarat,entre los vivos y los difuntos surge una comunicación espiritual por medio de las ofrendas florales: ayudan al vivo a distanciarse y a honrar la memoria del muerto. En su tratado de jardinería fúnebre Celestino Barallat se basó en las costumbres primitivas de los habitantes de las costas europeas al Mediterráneo para entender este marco vegetal mortuorio. Y es que al principio de los tiempos, eran los bosques los que servían al hombre de última morada. Sabio,ya que entre otras razones,la vegetación en la necrópolis ayuda a purificar el aire ya que las plantas absorben lo putrefacto. Los Principios de botánica de Ballarat también constituyen un insólito tratado de jardinería. En la primera parte se ofrece un programa vegetal basado en la simbología clásica griega y fenicia, en la tradición popular catalana y en el conocimiento de los cementerios antiguos y contemporáneos: se estudian con rigor las especies admisibles o rechazables en un jardín funerario, sean sembradas, representadas o esculpidas, así como las más idóneas para depositarlas en forma de ofrenda floral. La segunda parte forma un delicado manual de jardinería modernista aplicada al cementerio de Montjuic. Se consideran en él aspectos como el diseño, la perspectiva, el arte combinatorio, las fórmulas volumétricas, los efectos ópticos... Celestino Barallat, erudito catalán, abogado y escritor, fue especialista en cuestiones funerarias y cultivó la literatura necrológica. Sus traducciones de Homero, Horacio, Mistral, Wagner y Lord Lytton han tenido la ventura de ser reeditadas hasta hoy. Como si estuviera predestinado, murió el día de Difuntos de 1905...