3/27/2017

Los desposeidos...





Entre las clases más marginadas se encuentra un grupo demográfico que  sufre totalmente los absurdos de nuestra sociedad : el de los suicidas. Cada minuto, un miembro de la clase suicida golpea el pavimento, o se sofoca con una soga bajo un puente. Cada  minuto muere un suicida, y muere en absoluto desamparo, porque quién es más desposeído que un suicida? Sólo se les reconoce cuando se ausentan; sólo su sangre habla en su nombre. Ellos saben mejor que nadie lo que debe cambiar en este mundo, y sin embargo, en su desesperación de no ser escuchados en esta siempre cruel sociedad que deshecha lo que no le place, y que es pronta a vengarse de sus fracasos con las víctimas de más fácil acceso,son  los suicidas, los que dan  un significado terrible al mostrar que hacen una revolución final , al cavar su propia tumba .
Porque cuál es el límite del sufrimiento de una persona  que ve que su vida está tan fuera de su control hasta el punto de que sólo puede recuperar la posesión de su propia vida,destruyéndola...?   Puede una sociedad decirse libre y civilizada si una persona necesita ir tan lejos para escapar de esa sociedad...?



Y es esa misma sociedad la que prohibe el suicidio como si fuese una abominación incalificable. Políticos,periodistas,policías, burócratas, forenses,y curas que se  den por satisfechos de que nunca han tenido que lidiar con la depresión debilitante,si se sienten con derecho de juzgar como cobardía la de aquellos que toman la difícil decisión de poner fin a sus vidas. Incluso los enfermos terminales no pueden  elegir por sí mismos cuándo y cómo morir,como si en un parlamento de políticos se pudiera legislar cuando y cómo debe morir la gente decente, y es que nadie,según ellos, debe elegir  su propia muerte...  Qué sociedad es esa que prohibe a sus habitantes quitarse la vida, pero tampoco les pregunta de si esa vida vale la pena de  vivirse dentro de esa sociedad ?
Esa sociedad que no entiende que  cometemos un pequeño suicidio a cada momento cuando nos negamos a nosotros mismos la vida que deseamos vivir. Suicidio al por mayor, con esa mayoría sometida que acepta de buena gana la muerte a plazos, rompiendo sus vidas de hora en hora,de minuto en minuto,de fracaso en fracaso,de mentira en mentira... No importa cuan frustrante les sea la vida, porque no se atreven a salir, porque un dios sádico les está esperando en el otro lado para castigarlos por eludir sus deberes temporales ...dios, es decir, la opinión pública, la que le ha sustituido a "Ël" en su ausencia.
Mientras tanto, si un joven se une al ejercito y obedece órdenes sin pensar que le conducen a su muerte sin sentido, su conducta es valiente y loable.  Y que decir del suicidio en desastres como el del 11-S,que es perfectamente aceptable siempre que se realice en los términos que los poderosos establecen, es decir,se puede morir por causa de ellos,pero no por elección personal.



Según periodistas,policías o curas,los que se disparan o se cuelgan son herejes afectados por el calor,la demencia temporal,la cobardía,el acceso de drogas,alcohol, o miseria moral, causas ajenas a la libre elección personal,algo así como los místicos advenedizos que afirman recibir la guía divina que no pasa por el visto bueno del Papa. Es decir,a pesar de que la autodestrucción es el orden del día, necestan una justificación social para morir,como devorar hamburguesas mcdonals,ahogarse en coca cola, o chocar el auto contra un muro de contención en estado de ebriedad,pero toda muerte bajo los parámetros establecidos por los poderes fácticos, ya que morir sin causa es anatema. Y ahí surge la paradoja,ya que al rechazar tanto la muerte en vida y la soberanía de las autoridades sobre sus vidas, los suicidas están  solamente a un paso de rechazar también la muerte y la dominación por completo: ni la muerte ni los impuestos...
Aunque muchos no llegan a ese punto de inflección y mueren antes.

Pero, de nuevo, el suicidio a pesar de que devuelve en un instante fatal la autonomía al individuo, los que cavan sus propias tumbas hacen sólo la mitad de una revolución. Ya que tras la muerte del suicida, todas las tensiones de la  sociedad permanecen, pues los poderes se encargar de oscurecer y hacer olvidar dicha muerte. Sólo podría lograrse la revolución total si la sociedad establece que no existe la propiedad colectiva de las vidas,y que cada perdida no es un número más,ni un loco menos, sino que la muerte del suicida es una tragedia, es irreparable y es triste... y que como sociedad se ha fallado en hacer la vida bella y fácil para el miembro que ha muerto...
Imaginemos por un momento que si todos aquellos que se han suicidado,pudieran cotejar sus ideas y experiencias en un gran centro de convenciones en el más allá, que es lo que nos dirían?






Tal vez ellos serían capaces de socorrerse el uno al otro,como nadie más podría hacerlo; tal vez se lamentarán de que, en lugar de destruirse a sí mismos, no formaron una organización revolucionaria integrada por quienes no tienen nada que perder; tal vez pensarían que era mucho más fácil, en lugar de ejecutar la violencia en sí mismos,usarla para responder a la violencia que padecieron de los demás.

Es demasiado tarde, por supuesto - sus vidas están fijados en la eternidad,  como moscas atrapadas en ámbar. Sin embargo, todavía hay tiempo para encontrar a los que están contemplando actualmente el suicidio, para que reflexionen sobre la posibilidad de hacer un mundo nuevo, del que nadie desee huir.
Que sepan que  hay una opción que nos hace más libres que los dioses, que podemos dejar de llorar y armarnos de rabia. Porque la rabia  proporciona consuelo cuando nada más puede hacerlo. Nada nos obliga a vivir - por lo tanto,nada nos obliga a morir... la vida es ese  espacio perdido en el que todo es posible y todo puede ponerse en peligro.
La esclavitud es para los que todavía creen que dios nos dio la libertad como una soga,para que nos ahorcaramos con ella.. Pero dios es un constructo que no ayuda a nada, y su opinión, imposible de conocer, le importa un carajo a los suicidas...
Porque la vida es una lucha desesperada para hacer malabares con un millar de obligaciones impuestas por un sistema social enfermo y decadente, y los suicidas,esos desgraciados que olvidaron la ligereza de la vida,la ingravidez de cada momento, y la posiblidad de que ningún amante,ningún padre,ningún jefe,ningún dios te puede quitar la libertad de decir No.
Ser anarquista es peligroso,sí...pero después de todo,lo peor que podría suceder-la muerte- todos,obedientes o no, ya la tenemos asegurada...



--------------------------------------------Zuicidio



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