9/04/2009
De sùbito...
De súbito, estalló una guerra.
Se abrió como una bomba de azúcar amarga
arriba de las almas. Primero, creí que era juego;
después, vi que la cosa era siniestra.
El aire quedó ligeramente envenenado.
Se desprendían los murciélagos desde sus escondites,
y de sus cuevas ocultas caían a los platos,
como rosas, como ratones que volvieran del infinito,
todavía, con las alas.
Por protegerlos de algún modo, emprezè a ennumerar los seres y las cosas:
"Las lechugas, los reptiles comestibles, las tacitas..."
Pero, ya la escuela se había vuelto aviòn, uno, que tenía
calavera y tenía alas, y ronroneaba cerca de las nubes, y al alcance de mis manos pasaron los batallones de negro, al galope, al paso.
Se prolongó la aurora quieta, y al mediodía, el sol se partió; uno fue hacia el este,
el otro hacia el oeste.
Y todo quedò a oscuras.
Como si mamà hubiese muerto una tarde y a la mañana siguiente,papà se hubiese suicidado.
De esto ya hace mucho, aquella vez, cuando estalló la guerra.
Y tomè las desoladas armas.
----------------------------------->Zuicidio
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