Nunca más volvió.
Desde entonces ya no hubo patio
ni baúles con especias,
ni la luz posó sus labios
en las flores del aparador.
Y en vez de su cuerpo fue el oscuro frío,
la humedad,
el tremendo cansancio
fluyendo rancio de los frascos de perfume.
Por las tardes se le caía el cabello
en un charco de polvo.
Por la noche agrietaba con los nudillos
el ventanal del ático...
--------------------------> Zuicidio
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