La libertad es un peligro para el poder y ha sido y es, siempre, una ofensa. Ofensa por la cual muchos tenemos que pagar una factura a veces excesiva y también que paradójicamente consiste en que precisamente nos pretenden cercenar la libertad totalmente. Desde las cárceles pasando por las granjas, y los manicomios hasta la abominable historia de las vidas esclavizadas, la civilización humana ha ideado miles de técnicas de supresión de la libertad. La ciencia ha sido su aliada justificando una inferioridad por raza, especie, sexo e incluso condición mental, invisibilizando o minimizando las atrocidades de la esclavitud y el encierro.
Ante estas situaciones extremas, la lucha también se hace extrema. Así, el suicidio se convierte en una estratega liberadora para muchos de los que se han visto entre la opción de una vida llena de torturas y sin libertad alguna y la muerte como única salida digna y dichosa. Caer en manos de quien te ve como como algo inferior, como algo criminal, es asegurar tu existencia a merced de quien va a hacer de tu propia existencia una tortura. Y si la rebelión no es posible ?
Y es que en muchos casos no lo fue o suponía un suicidio lento, así que el suicidio veloz fue la respuesta. Era el suicidio como estrategia de liberación y al mismo tiempo un sabotaje a los esclavizadores.
Pues éstos necesitaban de la vida de los esclavos, por lo tanto las rebeliones ofrecían el mismo camino: arrebatarle al amo su poder sobre la vida de sus esclavos. Ante esto solo la supresión de la vida se volvía un auténtico golpe económico y moral para el amo. Esto mismo sucedió con muchos mexicas ante los dominadores españoles, y como no recordar a los celtas suicidas ante los conquistadores romanos,que antes de pasar sus vidas en esclavitud, elegían dar fin a sus vidas. Estos suicidios liberadores deben ser considerados como unos más de los crímenes de la injusta dominación de unos seres humanos sobre otros...
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