Para Sartre la angustia nace de la obligaciòn de elegir –inherente a la libertad que somos esencialmente y a la que nos hallamos condenados–; y elegir sin que exista un modo de valores firmes que regulen nuestra elecciòn...
Pero tambièn nace de la nàusea, engendrada por la comprensiòn de que nada tiene sentido ni razòn de ser, que todo es contingente, que todo està de màs.
El mundo sencillamente es, y las cosas sencillamente son, y ni uno ni otras tienen sentido ni dejan de tenerlo màs allà del que uno quiera darles. Quien lamenta que todo sea contingente, lamenta, en realidad, no ser dios... y a fuerza de soñar con èl, aun sin advertirlo,ante la naùsea, terminarà por echarlo de menos.
Es asì en el juego de la vida como en el del ajedrez.
Un conjunto de posibilidades infinitas y permanentemente abiertas y presentes es un idea tan absurda como la de detener el tiempo para no envejecer o no arribar a la muerte...
No cabe duda que tiene razòn Kierkegaard, y que no hay màs que dos alternativas:
...o dios o el suicidio...
---------------------------------->Zuicidio
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