5/11/2010
Bajo el arce...
El anciano sentó sus huesos, recién levantado el sol, en el mismo banco de siempre, bajo el arce con el que compartía vejez y soledad. Sacó de una bolsa la media barra de pan duro y usó aquélla para ir guardando las migas que iba desmenuzando con la parsimonia que da la costumbre. Las primeras palomas fueron apareciendo en el rito matutino, entreteniéndose en picotear entre la grava, aguardando su maná habitual. El brillo de la navajuela las espantó en revuelo prófugo.
—Mejor —se dijo, con un leve repliegue de acordeón en su sonrisa cansada—. Hoy no es día de palomas.
Miró brotar el oscuro líquido de vida en su muñeca y se entretuvo con el viscoso gotear sobre las migas en la bolsa.
—Día de buitres, por fin,,.
------------------------------------------->Zuicidio
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