7/22/2014

El cadáver de Charlott...








Abusando de la oscura noche del 1 al 2 de marzo de 1978, dos delincuentes comunes entraron al pequeño cementerio de Corsier-sur-Vevey, y profanaron una tumba fresca... Ni siquiera habían instalado aún la lápida con el epitafio grabado cuando robaron el ataúd con sus restos mortales. A la mañana siguiente,los policías tan solo encontraron el hoyo donde se encontraba enterrado el féretro, algunas huellas de pisadas en el fango que se dirigían hacia la puerta del cementerio y marcas de las desgastadas ruedas de un vehículo.
Esas fueron  las únicas pistas con las que contó la Policía, cuya primera hipótesis, y a la postre la correcta, fue que los secuestradores tenían el objetivo de pedir un rescate a la familia de Chaplin por sus restos. En aquel momento, la fortuna acumulada por los descendientes tras la herencia, ascendía a unos 25 millones de dólares.


El hoyo dejado en el cementerio de Corsier-sur-Vevey tras el robo del ataúd de Charlie Chaplin impactó a todos. Pero no era la primera vez que ocurría. El cadáver de Mussolini fue robado y estuvo desaparecido varios años. Lo mismo ocurrió con los restos de María Callas, Eva Perón o el general Petain. También lo intentaron, poco después de morir, con el mismísimo Elvis Presley. Pero el gran Charlie Chaplin no lo merecia,pues apenas le dejaron descansar un par de meses después de su fallecimiento en la noche de Navidad de 1977, cuando contaba con 88 años.
Los ladrones del cuerpo,eran dos mecánicos de automóviles de nacionalidad polaca (Roman Joseph Wardas, de 24 años) y búlgara (Gandscho Ganev, de 38), que no contaron con que la viuda de Chaplin, Oona OŽNeill, lo tenía más que claro: nada de pagar el más mínimo rescate por los restos de su marido. -Charlie lo hubiera encontrado ridículo- dijo...
Sin embargo, dar con los responsables de uno de los hechos delictivos más macabros y rocambolescos de esos años, no fue tan fácil. La Policía rápidamente difundió una alerta  a toda Europa, que no dio resultado alguno. Y durante los primeros días no recibieron ninguna pista de los responsables del robo, por lo que la hipótesis del rescate empezó a perder peso.
Sin embargo,pocos días después Oona comenzó a recibir llamadas telefónicas de Wardas y Ganev exigiendo cifras desorbitantes por los restos del cómico.




La primera ascendía a 600.000 dólares, después fue rebajada a 600.000 francos suizos y, posteriormente, a 500.000, llegándole a enviar fotos que probaban que el cadáver de Chaplin estaba en su poder. Pero pasó que los delincuentes no eran unos profesionales en esto de la extorsión.
Tras una serie de amenazas de muerte a la familia, Oona  aceptó que la Policía pinchara la línea telefónica del castillo donde vivía con alguno de sus hijos (Geraldine Chaplin residía en Madrid con su pareja de entonces, el director Carlos Saura).
El 16 de mayo la Policía instaló un equipo de vigilancia sobre 200 teléfonos públicos de la ciudad de Lausanne y sus alrededores. Un movimiento eficaz que dio inmediatamente con Wardas en una de las cabinas y horas más tarde con Ganev. Tras las confesiones, la Policía pudo recuperar el ataúd y el cadáver enterrados a pocos kilómetros del cementerio de Corsier-sur-Vevey.




Durante el juicio, Wardar confesó que la macabra idea de robar el cadáver de Chaplin se le ocurrió por asociación de ideas, al leer en la prensa la noticia de que la Policía italiana había recuperado en Bari el ataúd y el cuerpo sin vida de Salvatore Matarrese, padre de un importante senador.
Luego convenció a Ganev, huido de Bulgaria, de que participara en el robo. Ambos extrajeron el ataúd del cómico de más de 120 kilos y lo subieron al vehículo. Y, por último, lo trasladaron hasta la cercana población de Neville, donde, en el centro de un enorme campo de maíz, lo volvieron a sepultar.
 Después de aquello, Charlott descansó por fin en paz,pues sus  restos están enterrados bajo una gruesa capa de 180 cm de cemento, para evitar que haya más profanaciones...


--------------------------------------Zuicidio


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