Era el año de 1824, día 19 de julio. Los vecinos de Padilla, que en ese entonces era la capital del estado de Tamaulipas, esperaban para dar el último recibimiento a Agustín de Iturbide, ex presidente y emperador de México, en su retorno del exilio. El personaje, que después de participar en la Independencia de México,se hizo con el poder,se autonombró emperador,y y a la postre fue acusado de traidor a la patria.Había llegado proveniente de Soto la Marina,y desde ahí conducido al cuartel de la compañía volante del Nuevo Santander, donde fue fusilado a las 6 de la tarde. Sin funeral, Iturbide fue sepultado en la vieja iglesia de Padilla,que de tan pobre,no tenía ni tejado. Así concluyó la escabrosa vida de un hombre que se sintió emperador de México.
Pero la leyenda de Padilla se volvió oscura cuando Iturbide fue fusilado, pues Padilla murió con él. Cuentan que antes del tiro de gracia,entre el olor a pólvora y sangre,Iturbide lanzó una maldición al pueblo...Y desde ese momento,el destino de Padilla quedó escrito en esa maldición que se cumplió...Porque antes,la gente vivía feliz, pero el fantasma del fusilado nunca los dejó vivir en paz.
Todo en el antiguo Padilla iba decayendo cada vez más.
El futuro se hizo sombrío, y pronto,sus moradores empezaron a irse, sus casas poco a poco se conviertieron en ruinas y las calles fueron tapizadas de maleza. Se cuenta que por las noches,se escuchaban las imprecaciones del fantasma del fusilado, y un viento salado y espeso barría todo el pueblo...La Iglesia de San Antonio,y su escuela,y su plaza, estaban desoladas,como si el maligno espíritu del que se soñó emperador,se adueñara de todos los rincones...
Quizá porque en el templo no había ningún recuerdo o epitafio de la tumba de Iturbide,su alma enfurecía,o quizá porque desde la plaza, al ver hacia el sur los montones de escombro, se había perdido la ubicación del mismo palacio donde se dictó la última orden para fusilar al emperador. Y nadie sabía ya en dónde habría quedado el monumento erigido en el lugar donde Iturbide cayó muerto...
Y como vivir en el viejo Padilla se volvió un infierno,pasó que los pocos moradores que quedaba,estuvieron más que conformes cuando se decidió construir la presa Vicente Guerrero,aunque inundara por completo al pueblo...No hubo problema,pues el gobierno otorgó predios para construir el nuevo pueblo.
Donde estuvo Padilla se hizo en 1971, la presa, y se cambiaron todos a Nuevo Padilla. Sí, casas nuevas, escuelas, calles bonitas y hasta una iglesia, pero la gente no tardó en sentir de nuevo,el peso de la maldición, y mejor prefirió irse a otra parte; nada más los más viejos se quedaron en el nuevo pueblo, pues ya no tenía caso que se fueran a otra parte. Y luego llegaron los narcos a tirar a los muertos, y más desolado quedó todo...Y el pueblo de Padilla se acabó...
La escuela, al igual que la iglesia, muestra en sus paredes los trazos del nivel alcanzado por el agua cuando la presa tuvo sus mejores días. Pero las escasas lluvias en estos años sólo han dejado un páramo. A lo lejos se encuentra lo que fue el puente, ahora destrozado, y el espejo lacustre a su alrededor lleno de matorral y lodo...
Nada quedó, ni el camposanto siquiera. Ahora la hierba es tan alta que se ha vuelto imposible caminar en algunas partes. Todo es silencio, salvo el correr del viento que al mover las ramas las hace rechinar. Y cuando el cielo está nublado, el escenario se torna aún más sombrío,como recordando que el pueblo de Padilla,en Tamaulipas, murió por la maldición del traidor ...
-------------------------------Zuicidio
Que buen aporte, me servirá para mi exposición en Barranquilla Colombia
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