2/04/2010

El color de la sangre...




El dìa que descubriò que su sangre no era roja dibujò una lìnea que dividìa lo que habìa sido su vida hasta entonces, de lo que serìa a partir de aquel momento.

Fue un accidente
. Estaba jugando con sus amigos y una caìda desafortunada acabò con un corte en su pequeño brazo. Cuando los demàs acudieron a ayudarle, la sorpresa se mezclò con el miedo en sus rostros infantiles. De aquella herida no brotaba una sangre corriente, sino un precioso lìquido dorado que se deslizò por su brazo ante la atenta mirada de sus amigos.

Todo cambiò. Batas blancas y complejos e interminables anàlisis. Extrañas hipòtesis e informes secretos iban dejando confusas pinceladas en el lienzo gris de su vida. Se preguntaba, confuso, porquè era diferente a los demàs, pero ni èl ni nadie tenìa una respuesta.
Nadie excepto su padre.
Por su cuerpo tambièn corrìa aquella sangre dorada sobre la que se habìan escrito sensacionales pàginas aventurando toda clase de excèntricas teorìas. Todas ellas erròneas, pues la verdad llegaba màs lejos. Aquèlla sangre a la que medio mundo intentaba encontrar una explicaciòn, era la sangre de un semidios...

------------------------------------------->Zuicidio

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