12/15/2013

El paso al Oriente Eterno...







La muerte,para los masones,es la iniciación suprema,pues uno de los principales ritos que debe pasar el neófito es una muerte simbólica. Y cuando uno de sus hermanos muere,se realizan solemnes e impresionantes ceremonias.  Así,la muerte y el mito de la resurrección son la base de la búsqueda iniciática de la masonería tradicional, aunque en el curso de los rituales ningún precepto habla de la vida en el más allá. Y es que la masonería deja hablar a los símbolos: La verdadera maestría es la que se logra traspasando las puertas de la muerte,es decir,el “paso al Oriente Eterno”.
En la mayoría de los ritos masónicos el postulante debe pasar una serie de pruebas al principio de su iniciación. La primera es la del gabinete de reflexión, conocida también como “la prueba de la tierra”. El neófito es dejado en completa soledad en un pequeño habitáculo pintado de negro, a menudo subterráneo, rodeado de diversos símbolos: un reloj de arena, un gallo,tibias cruzadas y lágrimas de plata, entre otros. Sobre una mesa quedan: una vela (única iluminación del lugar), una calavera, un espejo, pan o una espiga de trigo, un recipiente con agua y otros tres que contienen, respectivamente, mercurio, azufre y sal o sus símbolos. Este rito significa una especie muerte filosófica,donde el postulante se despoja de todos los metales-su dinero, su reloj, sus joyas y sus adornos- como una renuncia a los bienes materiales, a la riqueza ilusoria,en un sacrificio libremente consentido,para entrar puro a un mundo nuevo. Despojarse de los metales es aspirar a la simplicidad, a la liberación del ser.
Con esta renuncia se abandona todo aquello que no es sino ilusión. Generalmente situado bajo tierra, el gabinete de reflexión está evidentemente emparentado con el simbolismo de la tumba. El gabinete de reflexión se ha denominado también el “descenso a los infiernos”,que implica que después del descenso, comienza el movimiento ascendente hacia la luz de la virtud que le permitirá continuar con su trabajo iniciático durante su vida como masón.
Y para el final,los masones cuentan con unos ritos funerales,  inmpresionantes, ante la desaparición física de un hermano que ha pasado al Oriente Eterno: Son las honras fúnebres con el cadáver presente, los ritos que se efectúan tras la ceremonia y finalmente,los de la “tenida fúnebre”.

Cuando el Venerable Maestro de la Logia recibe la noticia de la muerte de un Hermano,que deseara ser enterrado con las ceremonias de la Orden, fija el día y la hora del funeral y avisa a la Logia en pleno y a los Hermanos de otras Logias, Todos los Hermanos asistentes deberán vestir de luto.
El Venerable Maestro abre los Trabajos en Tercer Grado de la manera habitual y se interpreta un himno. El féretro se coloca en el centro y permanecerá abierto. El Venerable Maestro se ubicará en su cabecera y dará inicio al servicio con estas palabras:
"Qué hombre hay que haya vivido y no haya visto la muerte,escapará él a la mano de la tumba...?
El hombre camina en vacías sombras, acumula riquezas y después no sabe quién las disfrutará.Cuando muere no se lleva nada consigo; su gloria no descenderá con él a la tumba..."
Luego los masones dan  tres vueltas alrededor de la caja con el cuerpo del difunto, formados uno tras otro. Las dos primeras van dirigidas por los Vigilantes de la Orden; en la tercera,los guía el Gran Maestre. Al paso arrojan sobre el cadáver hojas de acacia. Luego, el propio Gran Maestre da tres golpes de mallete (un mazo de madera) sobre la helada frente del difunto, llamándole por su nombre simbólico, por ejemplo: "Caballero Rosa Cruz, grado 18". A cada llamado, los hermanos con gravedad exclaman: "No responde!"...


Después forman la cadena mística, dándose las manos en derredor del muerto. El Vigilante declara: ‘La cadena se ha roto. Falta el hermano caballero Rosa Cruz, grado 18’. A continuación el Gran Maestre pronuncia unas palabras sentidas sobre el muerto. Después escuchan una música solemnte y el Venerable Maestro esparce flores y hierbas sobre el cuerpo,luego toma el Libro Sagrado y lo coloca dentro del ataúd y se entona un himno. Por último el Venerable Maestro se retira a su trono y es cerrado el féretro. Así se cierran los trabajos, y se inicia una procesión en la que el féretro es llevado, con los adornos y emblemas del difunto colocados sobre él, y dos Hermanos escoltándolo con sus espadas cruzadas.
Algunos hermanos se han adelantado al cementerio para preparar lo necesario.
Cuando el cortejo llega a la puerta del cementerio, la Logia a la cual pertenecía el Hermano difunto, los portadores del féretro y los dolientes forman un círculo alrededor de la tumba,rodeados por los miembros de un coro,y entonces se reanuda el ritual cantando un himno de réquiem. Después de algunas palabras de los dolientes,el Venerable Maestro excláma:
  “Que seamos francos y leales y que vivamos y muramos en amor ”
Todos los presentes responden: “Que así sea”
La regalía y demás ornamentos del Hermano fallecido, si él era oficial de la Logia, son entregados al Venerable Maestro.
Termina así el servicio, la procesión retorna al sitio de donde partió y allí se cierran los trabajos masónicos iniciados con la ceremonia.
Dias después del funeral y el entierro, se realiza en la logia del difunto un ritual conmemorativo,llamada "tenida fúnebre". El lugar se  tapiza de negro,por el luto, y es tenuemente iluminado el pavimento mosaico,  igual que el tablero de un oscuro ajedrez. Un catafalco está flanqueado por tres columnas y se coloca sobre él una rama de acacia.
y un atril con el nombre del fallecido,cuya memoria se honra,mientras una llama arderá durante toda la ceremonia y un pebetero de incienso aromará la sala. Sobre el ara se pone una urna que contiene los guantes blancos del hermano muerto,y a su alrededor,una corona de siemprevivas y nomeolvides.
Los hermanos visten de luto riguroso,con guantes y corbata blancos,llevando sus insignias,y sólo tres luces alumbran la escena,como son tres las columnas o pilares que sostienen simbólicamente la logia masónica y cuyos nombres son Sabiduría, Fuerza y Belleza. Estos tres principios también representan tres cualidades o estados del alma humana que contribuyen a la edificación del templo interior.
Durante toda la tenida se escucha música sacra y arde el incienso,mientras el Venerable Maestro inicia el ritual del duelo, que entre otros actos,se incluye la miel,la leche y el vino,que son vertidos sobre la urna, para simbolizar las tres etapas de la vida: la miel es la pureza e inocencia de la niñez; la leche, la fuerza y la vitalidad de la etapa adulta; y el vino representa los placeres de la vida y la sabiduría de la vejez. Y como el número tres es el número masón, en las “tenidas fúnebres”, todo se hace tres veces, y al final,el Venerable Maestro,para finalizar los trabajos de ese día, golpea tres veces la urna con un mazo, simbolizando con un golpe el nacimiento,con el segundo, la etapa de la vida, y el último,el postrer suspiro previo a la muerte, mientras con solemnidad sentencia:
"La amistad fraternal de los masones es eterna..."

-------------------------------> Zuicidio

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