5/25/2014

Miradas que matan...








Era 1587 cuando en Varsovia, dos niñas pequeñas desaparecieron  misteriosamente. La  madre  de  una  de ellas y su niñera llevaban horas buscándolas hasta que esta última se asomó al viejo sótano en ruinas. Ahí estaban ambas tendidas boca abajo. Pensando que algo malo les había ocurrido, la niñera bajó por ellas; pero justo cuando
se acercó, cayó muerta. Asustada, la madre, que esperaba arriba, corrió al pueblo a contar lo sucedido. El rumor se extendió con rapidez: un basilisco estaba escondido en aquella casa. Ninguna otra fiera era capaz de matar tan rápido. Se pensaba que, al igual que la mirada de la gorgona Medusa, los ojos del basilisco y su aliento envenenado  eran  letales.  Con  mucho cuidado, y con la ayuda de ganchos de hierro, los tres cuerpos fueron sacados del agujero. Al revisarlos no quedó duda: su muerte había sido causada por el veneno de un basilisco. Los ojos se salían de sus órbitas y su piel estaba pálida e hinchada. Ante el peligro que significaba la bestia, el concejo decidió enviar a Johan Faurer, un convicto silesiano condenado a pena máxima por robo, a matarla. De conseguirlo, recibiría el indulto.
Se sabe que el mejor modo para deshacerse  de  un  basilisco  es  mostrándole su propio reflejo –otros dicen que sólo una mangosta o el canto del gallo pueden vencerlo–, así que para protegerse Faurer fue ataviado con ropas negras de cuero recubiertas de espejos. Más de dos mil personas se reunieron para presenciar la caza
del basilisco. Luego de una hora sin que Faurer diera señales de vida, de pronto salió del sótano, con la bestia sostenida por el cuello. Temerosos de ser asfixiados por el veneno, todo mundo echó a correr y sólo un viejo y sabio concejal se acercó a examinar a la criatura. El monstruo tenía piel verrugosa y escamosa, cabeza de gallo, ojos de sapo y cresta como una corona.
No se sabe qué fue de ese basilisco, sin embargo su aparición no es la única conocida a lo largo de la historia. Casi 150 años después otro de ellos fue visto en la localidad de Renwick, en el norte del Inglaterra, cuando durante la restauración de la iglesia del pueblo emergió de entre los cimientos. A diferencia del de Varsovia, éste era mitad gallo mitad reptil, con alas de murciélago. Se dice que comenzó a volar en círculos y a perseguir a la gente. Ante la situación, un tal John Tallantire tomó una vara de serbal (árbol conocido por sus propiedades mágicas) y luchó contra él. Pese a que el hombre casi muere, logró vencerlo y como recompensa fue exonerado de pagar de por vida sus cuotas parroquiales.
Sin embargo,la leyenda de este monstruo,viene de lejos, por ejemplo,se sabe que un basilisco enorme desató una plaga en Roma, cerca del Templo de Lucía, a comienzos del siglo XV,matando a miles de personas solo con la mirada; incluso el mismo Alejandro Magno (356-323 a. C.) tuvo que habérselas con otro durante su conquista de India. Dado que aniquilaba a sus soldados, el macedonio mandó a pulir un escudo hasta dejarlo como un espejo, con lo cual acabó con la fiera.
Según Plinio el Viejo en su Naturalis Historia, el basilisco era oriundo de Cirene, al norte de África ( actual Libia), y su nombre, el cual proviene del griego basilískos
 y significa ‘pequeño rey’, es decir, el ‘soberano de las serpientes’.y poseía una marca blanca en la cabeza que se asemeja a una diadema. Además del poder de matar con la mirada, su influencia era tan nociva que su aliento marchitaba la flora del entorno y resquebrajaba las piedras. Los únicos métodos seguros de matarlo era con el canto del gallo, el cual aterrorizaba al basilisco, o con una comadreja, la cual era el único animal capaz de vencerle con su olor, si bien al coste de morir también ella misma.
Isidoro de Sevilla definió al basilisco como el rey de las serpientes, debido a su mirada letal y a su aliento venenoso. Pese al miedo le causaba esta bestia, se dedicó al comercio de supuestos polvos de basiliscos; se creía que tenían propiedades mágicas y curativas. Se decía esos menjurges que estaban hechos con los cadáveres molidos de estos seres y servían para transformar el cobre en ‘oro español’ por medio de la alquimia. (También se le nombró así a una iguana que habita en América,y una planta llamada basilisco (Ocimum basilicum, mejor conocida como albahaca) y una estrella de la constelación de Leo es nombrada con ese nombre por sus características doradas).
Por todo ello el basilisco fue una de las criaturas más legendarias del medievo. No sólo podía matar con la mirada, también se pensaba que su veneno era tan poderoso que su sola presencia acababa en segundos con todo ser vivo, planta o animal a varios metros a la redonda. Si algún valiente caballero se atrevía a matarlo con su lanza, se envenenaba dado que la ponzoña subía hasta
él y para salvar la vida la única opción era cortar el brazo de inmediato. También se decía que cuando se veía el reflejo del basilisco, la víctima era convertida en piedra.
Eran pocas las opciones para sobrevivir a tan fatídico encuentro, que por eso se recomendaba jamás ver sus ojos,pues su mirada congelaba el corazón de sus víctimas...

-----------------------------------Zuicidio

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