9/04/2009

Vestidos y tendidos...





Domingo a la tarde, y voy por el huerto sin recordar cómo salí y llegué hasta acá. El cielo es de oro, deslumbrador, y de los naranjos caen frutas y flores.
Trepo a uno, según mi costumbre antigua. Estoy un rato. Los pájaros saltan de rama en rama. Desciendo. Subo. Tomo una fruta.
Al bajar, ya veo un cadáver.
Vestido y tendido.
Y más allá, otro.
Y otro.
Por todos lados, aparecen.
Vestidos y tendidos.
Y cada uno con el hígado destrozado o el corazón.
Pero...quiénes son?
Acaso, no me percaté y hubo una rápida guerra?
En puntas de pie, voy hacia la casa; desolada paso el jardín de celedonias y “conejitos”.
Adentro, no queda nadie.
Voy a gritar; para qué, si nadie oye.
Algunas mariposas chocan en los vidrios.
Sobre la mesa hay un álbum que no conocía; al entremirarlo, veo dibujada la batalla, los cadáveres y las plantas.
En blanco y negro.
Y en colores.
La noche cae de súbito... las luces se encienden solas.

Y aparecen más cadáveres entre las plantas.


-------------------------->Zuicidio

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