11/03/2009

El apetito del camposanto...

Con leves sacudidas pètreas recibe lujurioso el camposanto, ìgneamente acariciado por las transparentes manos del viento, el nocturno descolgamiento de estrellas insurrectas...

...que eyaculan relàmpagos lìquidos incendiando làpidas...

...que cabalgan brincantes entre las caderas de la tierra...

Son proyectadas hacia la lluvia de luz las coronas de flores, y con sus encen
didos pigmentos, allà arriba en el estallido de inflamada vida palpitante, forman una pirotecnia prodigiosa.

Las losas se electrifican y, chisporroteantes, se alzan convulsas, y empinan sus tiesos muertos, apuntando a la luna, retemblando hasta la carne terrestre en la cùpula endemoniada.

Ya no hay colores visibles en esa tempestad luminosa y atronadora, y asì permanece el brutal cortocircuito entre lo bajo y lo alto hasta que se cierne el llamado silencio sepulcral, que es cuando aprovecha el gallo para denunciar a la muerte y avisar al sol, que alumbra fisgoneante el dormitorio de los muertos,pero sòlo queda, de la rosada batalla, el rocìo palpitando ufano y el aroma exudado por nocturnales eclosiones violentas.

Y en las tumbas, ni huella: pues, entonces,hasta los epitafios se han peinado con la raya al lado...





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--------------------------->Zuicidio

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