11/03/2013

La visita...









Cae la tarde...confuso deambular por el lindero del cementerio... minutos robados a la  silenciosa destrucción; al asedio del mal bajo la lápida desnuda. Tarde vivida, que ahora muere sobre gradas de flores amarillas; es noviembre. Suena una campana y el caporal guarda a los caballos negros y rojos de la ranchería. Entre los limoneros una anciana  traza un camino de pètalos.Sus manos humean de copal y bajo el follaje la sombra parda y silenciosa del muerto suspira entre los naranjos. Tres tordos mensajeros se dispersan. Su vuelo semeja un son, lleno de acordes marchitos y ruda melancolía; quedamente se disuelve la neblina de la sierra. Los muchachos encienden las candelas y se ponen las máscaras. El más pálido llega y llama y ríe sumido en su etérea mortaja; tal vez sea el lugar del crimen, por donde pasa de largo un camino de piedras,al que llega. La sangre,su sangre, ha desaparecido,y ahora, bajo los pinos algo huye sórdido en el aire de plomo; la angustia, en la verde oscuridad, o el grito de un ahogado: en el estanque,  estrellan al ánima negra del asesino que no tiene pan,ni sal, ni un sorbito de aguardiente y su muerte se llena de soledad y delirio...


Se escuchan los rezos desde el cañaveral mezclados con las voces de los huapangueros y el muerto se balancea en el viento  y sobre las grises piedras, evocando las sombrías leyendas de la sierra, mientras sus ojos abiertos se petrifican sobre tinieblas ...
Es la muerte cabrona que le obliga a callar en los derruidos escalones de la casa paterna con la negrura nocturna que se alza ante sus párpados ebrios de blancas azucenas... y en la puerta, golpea el muerto con dedos de cristal.Un vapor azul, tiembla levemente en el colorido altar. Es triste su sonrisa en la oscuridad, como la de un niño que palidece en su sueño. Una chispa roja huye de su mano y una mariposa nocturna arde en ella... luz o muerte...
El infierno del sueño; oscuro sendero, pardo jardín. En la tarde azul irrumpe la figura del muerto. Las flores giran para mirarlo pero él ha sido despojado de su rostro y se inclina pálido sobre la ofrenda del oscuro recinto, ebrio ya de la voluptuosidad de los aromas... Y moribundo de su muerte, se precipita  sobre los sabores de la vida...



En la alborada debe partir,pero mira con persistencia hacia atrás. Su paso es plateado entre la sombra de los naranjos abatidos, el ánima sola se sostiene en las ramas negras y en la hierba helada...Cruza el  pórtico sombrío hacia el  lugar silvestre de lápidas blancas y niebla,y, entonces, de súbito,lanza un salvaje grito  hacia lo oscuro de su fosa,y se hunde en la tierra. Allá lejos, se agitan por el viento y la escarcha los negros almendros del sendero...

En la colina de osamentas la desesperación de los que vuelven a su  oscuro anida en sus trémulos y mudos gritos sin eco...

---------------------------------> ;Zuicidio

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